Con el desarrollo de la tecnología de impresión 3D se ha producido un gran avance y empresas de todo el mundo están empezando a utilizar las impresoras 3D para optimizar su producción.
La impresión 3D ya no es una idea, sino una realidad que puede revolucionar la industria y la producción de alimentos gracias a la capacidad de adaptarse rápidamente a las necesidades del cliente y a la durabilidad de las impresiones 3D.
Los productores de gránulos y los fabricantes de filamentos, teniendo en cuenta las normativas especiales de la industria, introducen materiales que, además de propiedades técnicas específicas, pueden entrar en contacto con los alimentos. Estos requisitos los cumplen, entre otros, los filamentos de PLA y algunos tipos de ABS y PET-G.
La oferta de Omni3D incluye el filamento PET-G-32, que puede utilizarse en la industria alimentaria. El granulado con el que se produce tiene el certificado médico ISO 10993.
Desafíos de la industria alimentaria y el uso de la impresión 3D:
- Mantener la limpieza y esterilidad adecuadas, así como la protección contra la posible contaminación de los alimentos.
- La tecnología FFF utiliza filamentos para las impresiones. Son muy resistentes a las altas temperaturas, pueden esterilizarse y desinfectarse.
- Los elementos de automatización que entran en contacto directo con los alimentos están hechos de un material adecuadamente seleccionado que no reacciona químicamente con los productos alimentarios. No están expuestos al riesgo de corrosión: los elementos impresos son muy duraderos (comparables al metal). No se corroen, son resistentes a los productos químicos, a los envases - los cambios en el surtido y la correspondiente diversificación de la producción, los nuevos productos suelen ser también nuevos.
- Embalaje. La creación rápida de prototipos es una de las principales ventajas de la tecnología de impresión 3D - piezas de repuesto caras para las máquinas de producción.
- Las piezas impresas son totalmente fiables y fáciles de sustituir en el futuro en un plazo máximo de 24 horas y con una reducción de costes del 75%, sin necesidad de almacenarlas.
